¡Este es el Tiberio original! Algo de información de su magnífico creador, Starf (con pequeñas modificaciones para el formato de escaparate):
Tiberio el Tunica es la base de todo, y también la forma más sencilla que puede tener una prenda: literalmente, sólo un rectángulo con agujeros (= partes que no se cosen juntas) para la cabeza y los dos brazos. Llevado tal cual, parece el proverbial saco de patatas, sobre todo con la tela que he elegido. Ponle un cinturón, y ya te dará mucho mejor aspecto (un cinturón como éste definitivamente no es históricamente exacto).
La elección del color y la calidad del tejido influirán mucho en el aspecto.
El largo que he elegido aquí es justo por encima de la rodilla, lo que es típico del ejército romano (los pantalones -o calzones- se adoptaron en algún momento de las tribus galas/germánicas, después de que fuera mal visto por “no ser civilizado”). Los civiles (ciudadanos) también llevaban largos más largos, que cubrían al menos las rodillas. Hay algunos pasajes del texto que sugieren que las mujeres romanas llevaban generalmente túnicas más largas (hasta el suelo), y que esto se consideraba “demasiado afeminado” para los hombres de la época [Keith, A.M., Edmondson, J. C.; Roman Dress and the Fabrics of Roman Culture, Univ. de Roma, p. 1]. de Toronto Press, 2008].
La anchura también variaba un poco, pero en general oscilaba entre el codo y el codo y el hombro, aunque a veces es difícil distinguir (para mí) en los cuadros/esculturas si hay una manga separada o no. Por la datación de las piezas, supongo que en su mayoría no tienen mangas. Elegí una anchura intermedia, porque quería una versión más aerodinámica para mi personaje luchador y activo en general, pero en retrospectiva la habría hecho ligeramente más ancha para tener más movilidad. Cuanto más ancha sea la túnica, más fuerte será la ilusión de las mangas.
Dado que se trata literalmente de un cilindro largo, dependerá mucho de las proporciones individuales cuál será un buen ajuste.